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Manejo integrado de plagas: en qué consiste

La alfalfa es uno de los principales componentes alimenticios de la ganadería. Los resultados obtenidos en su producción están determinados por muchos factores, pero uno de ellos, es la reducción de riesgos vinculados con las plagas.

Una de las formas de actuar sobre este riesgo es pensar desde el manejo integrados de plagas, en donde también se apunta a proteger a la sociedad, a través de acciones menos invasivas en el medio ambiente.

El manejo integrado de plazas, conocido como MIP, permite el monitoreo y control de las plagas, buscando reducir su presencia al mismo tiempo que se deja de lado, o se reduce al mínimo, el uso de plaguicidas, que resultan costosos y dañinos.

A través del MIP se apunta a la obtención de un cultivo saludable con el menor impacto en el agro- sistema, con enfasis en los mecanismos de control natural de plagas.

Existen múltiples beneficios derivados del MIP:

- Económicos, al equilibrar la relación costo y beneficio en la producción, al reducir los gastos en insumos.
- Sociales, al proteger a la comunidad y al trabajador, y al cuidar la salud humana.
- Ambientales, al disminuir por ejemplo la contaminación ambiental.

Algunas de las acciones que se pueden llevar a cabo para el control de plagas tiene que ver con la colocación de trampas para plagas, la diversificación de los cultivos, la eliminación manual de las plagas, el uso de variedades de plantas que resulten más resistentes a la plagas. En última instancia, se debe optar por el uso de plaguicidas, pero en cantidades reducidas.

Por último, debe destacarse que a través del control de plagas se busca lograr una óptima ecuación entre la eficiencia y la productividad del campo junto con un mayor cuidado y responsabilidad hacia el medio ambiente y la sociedad.