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La densidad en la alfalfa

En la producción de alfalfa, son muchos los aspectos que inciden para lograr la eficiencia buscada. Uno de ellos tiene que ver con la densidad. Desde Foodco te contamos de qué se trata y cómo lograrla. ¿Cómo optimizamos la densidad?

Antes que nada, como en toda siembra, siempre intervienen factores como el clima, las características del suelo, la preparación de la cama de siembra y el tipo de semilla elegido y su calidad. 

Al momento de elegir la semilla, es conveniente optar por aquellas que están certificadas, ya que nos garantizamos su pureza, así como también definir su destino.

Cuando nos referimos a la calidad de la semilla, debemos pensar en una semilla que responda tanto bien físicamente como genéticamente. Debemos determinar su tamaño, su capacidad germinativa y su dureza.

Para cuidar la densidad, no sólo debemos aumentar las plantas por metro cuadrado, sino también una buena distribución. Por ejemplo, llegar a las 400 plantas por metro cuadrado y así lograr una buena cobertura de la superficie. Más o menos, calcular que haya entre 16 y 20 kilogramos por hectárea en siembra cruzada. Esto también facilita un mejor desempeño de la semilla frente a la maleza.

La preparación de la cama de siembra también incide en los resultados. Ésta permite que la semilla quede a una profundidad adecuada, en contacto con la tierra que, además debe estar libre de malezas y con buenas condiciones de humedad.

Por último, respecto a la profundidad, la semilla no debe quedar descubierta pero debe ser sembrada a baja profundidad: no más de 2 centímetros.

 

Fuente: Inta